ROMA: https://youtu.be/mPaMyXwls7U
A day in ancient Rome https://youtu.be/D-VmbxpEFAA
PUEBLOS PRERROMANOS https://www.youtube.com/watch?v=Pvmh760AhAA
DIOSES ROMANOS https://www.twinkl.es/resource/es-t-t-2636-dioses-romanos-activity-sheet-spanish-espanol
SUNDIAL https://youtu.be/Gxo8orZ1X7g
La educación en la antigua roma
La vida en Roma era difícil ya desde los primeros años de vida. La mayoría solo recibía una educación muy básica, pero entre las sociedades de la Antigüedad la romana fue la primera en democratizar las nociones elementales de lengua y cálculo.
SER NIÑO EN ROMA
Los primeros años de vida se desarrollaban en el seno de la familia, la unidad social alrededor de la cual giraba toda la sociedad romana. En esa etapa la educación era responsabilidad de la madre y se dirigía sobre todo a interiorizar las tradiciones, leyes y normas sociales romanas, es decir, aprender a comportarse como parte de la sociedad: seguir el mos maiorum (“la costumbre de los ancestros”) era la obligación moral de un buen romano, sin importar su clase social.
Entre las mujeres nobles era práctica común delegar esta responsabilidad en las nodrizas, esclavas de confianza o mujeres libres al servicio de la familia. Al acompañar a los niños en casi todas sus actividades durante su primera infancia, era normal que estos desarrollaran una relación más estrecha con sus nodrizas que con sus madres biológicas y se ocuparan de ellas en su vejez como si fueran su propia familia.
La educación en la antigua Roma
La mayoría de los niños romanos recibieron su educación de sus propios padres. A los niños se les enseñaba a tirar lanzas, usar una espada, cazar, nadar y montar a caballo, quien lo tuviera. Se cuidaba mucho el entrenamiento físico debido al futuro papel del alumno como defensor del Imperio. Pero como la educación era muy importante para los antiguos romanos, quien se lo podía permitir gastaba enormes cantidades de dinero en educar a sus hijos empleando a profesores particulares en el hogar. Por lo general era más barato comprar un esclavo griego educado para enseñar a los niños que enviarlos a la escuela.
Pero Quintiliano, un importante pedagogo romano del siglo I d.C, opinaba que las escuelas eran mejores que los profesores particulares. Sostenía que éstas alentaban la competencia entre los niños y, al hacerlo, los alumnos mejoraban considerablemente su rendimiento. Poco a poco los romanos ricos se convencieron de estos argumentos y las escuelas se hicieron cada vez más populares. Por el contrario, los pobres no recibían una educación formal.
En general, las escuelas eran sólo para niños, y pocas veces se trataba de un edificio individual. Estas solían ser una extensión de una tienda separada de la gente únicamente por una simple cortina, o una sola habitación con los pupitres dispuestos en gradas.
Las niñas raras veces acudían a estas escuelas, ya que a ellas se las educaba en casa, y para otros fines completamente distintos, como era llevar bien un hogar. Es decir, se las preparaba para ser unas buenas esposas para cuando llegara el momento de casarse.
Las primeras escuelas en Roma surgieron a mediados del siglo 4 a.C., coincidiendo con el ascenso de la clase plebeya al poder político. Estas escuelas fueron llamadas Ludi, la palabra latina para «juego», y como «escuelas de juego» modernos estaban preocupados con la socialización básica y la educación rudimentaria para los niños pequeños.
Durante el día escolar, el niño se levantaba al amanecer (con cuidado de no llegar tarde porque esto llevaría a un apaleamiento), trabajaban todo el día, con un breve descanso en el almuerzo y volvían a casa con la puesta del sol.
El método de aprender las lecciones era simplemente memorizarlas. No convenía que los alumnos supieran más de lo debido. Dichas lecciones eran dictadas porque los libros eran demasiado costosos. Debido al coste del papel, primero practicaban en una tablilla de cera. Más tarde, cuando habían demostrado que podían escribir bien, se les permitiría escribir en papel.
Los romanos aplicaron una serie de preceptos educativos griegos en su propio sistema. Había dos tipos de escuelas en la Antigua Roma. El primero era para niños de hasta 11 o 12. Aquí aprendían a leer, escribir y matemáticas básicas. Para esta última materia se usaba el ábaco.
A partir de los 12 años los niños iban a las escuelas más avanzadas. En ellas estudiaban materias específicas sobre temas tales como hablar en público (oratoria), estudiar los escritos de los grandes personajes de la Antigua Roma, como Cicerón y libros sobre la historia de Roma.
Los estudiantes que deseaban alcanzar los niveles más altos de educación iban a Grecia para estudiar filosofía. Pero sólo la élite romana recibía una educación formal completa. Por ejemplo, un comerciante o un agricultor solo necesitaban saber sobre asuntos profesionales referentes a su trabajo. Además, la educación superior en Roma era más un símbolo de estatus que una preocupación práctica.
Mucho del aprendizaje en las escuelas romanas se basaba en el miedo. Un dicho popular decía que «Un hombre que no ha sido azotado no está entrenado.» Así los niños eran golpeados por el más mínimo error que cometieran porque se pensaba que así aprenderían a tener miedo a fallar. De este modo se esmerarían más para no ser azotados. Tanto es así que algunas escuelas tenían preparados a dos esclavos para que cuando un alumno cometiera un error éstos le sujetaran mientras que su tutor le golpeaba con un látigo de cuero.
Por lo general, la educación primaria en el mundo romano se centró en las necesidades de la vida cotidiana, la lectura y la escritura. Los estudiantes podrían progresar a partir de la lectura y la redacción de cartas hasta llegar al dictado de textos. La mayoría de los textos utilizados en la educación romana temprana era literatura, sobre todo poesía.
El rhetor era la última etapa en la educación romana, aunque muy pocos alumnos llegaban a estudiar retórica. Al comienzo, los estudios de retórica no se enseñaban exclusivamente a través de un maestro, estos se adquirían mediante la observación cuidadosa de los mayores. La práctica de la retórica fue creada por los griegos antes de convertirse en una institución en la sociedad romana, y se necesitó largo tiempo para que esta materia se ganara la aceptación de los romanos.
El orador, o estudiante de retórica, fue importante en la sociedad romana debido a la lucha política constante que se produjo a lo largo de su historia. Los hombres jóvenes que estudiaron bajo un rhetor no sólo se centraban en hablar en público. Estos también aprendieron otras materias, como la geografía, la música, la filosofía, la literatura, la mitología y la geometría.